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viernes, 25 de julio de 2008

SECCIÓN: CON USTEDES... - EL ARTE DE COCINAR CONTANDO...





EUFORIA DE CHOCOLATE.


Esa noche finalmente, él la había invitado a cenar.Dudó mucho, tal vez de más. Ella no iba a aceptar, pero algo fuerte le decía que tenía que ir. Ella también dudó. Tal vez de más.Él empezó batiendo a blanco 6 huevos con 130 grs de azúcar. Ella llenó su bañadera, puso música y comenzó un baño que duraría 38 minutos. Él puso a baño maría 500 grs de un buen chocolate con 250 grs de manteca. Ella jugó con la espuma. Se hizo peinados, hizo burbujas, se sintió niña. Él fue fundiendo el chocolate con la manteca, mezclando con una cuchara de madera, haciendo ochos, moviendo ligeramente la cintura. Ella se puso perfume en los lugares de siempre: el cuello, el pecho, las muñecas y en las rodillas. Él unió las dos preparaciones anteriores, le agregó crema, leche y harina en forma de lluvia. Ella se aseguró de que esa noche la cosa no iba a pasar a mayores. O sea no se depiló, a proposito. Él llevó la preparación al freezer durante 15 minutos, para que tome cuerpo. En paralelo enmantecó y enharinó moldes individuales y los llevó a la heladera, para que tomen frío y la preparación luego no se le pegue.Ella eligió los mejores zapatos. Él mezcló de forma pareja y pausada, cuidando de que la crema no se corte. Ella se cambio de ropa 7 veces. Finalmente se decidió por lo primero que se había probado. Quería estar linda, pero no tanto. Él llenó los moldes y los puso en el horno que estaba a 230º. Supo que a los 8 min el Fondant estaba en su punto justo, cocido por fuera, pero apenas crudo por dentro. Ella está lista. Él preparó todo. La cena transcurrió rápido. El preparó algo moderado y fácil de comer, cosa de llegar rápido al postre. Charlaron de música, viajes, viejos amores. Ella se rió de sus chistes por compromiso. Él la veía más linda. Ella se sintió cómoda como hace mucho no lo estaba. Él lo tenía todo pensado. Ella probó el postre. Algo empezó a manifestarse dentro de su cuerpo. El chocolate parecía frío y caliente a la vez. Con la segunda cucharada una sensación extraña ocurrió en la punta de sus dedos. La tercera hizo que se aceleraran las pulsasiones, sus púpilas se dilataran, llego a sudar un poco. Recordó una voz diciendo: ¨el chocolate estimula la sensación de euforia, y aumenta los sentimientos de amor y romance.¨ Definitivamente algo le estaba pasando. Ella lo miró directamente a los ojos.Se miraron intensamente. Las palabras sobraban hace rato. Él se acercó cada vez más, ella cada vez más confundida tomo otra cucharada y cuando levanto la vista, sus bocas estaban cercanas. Los nervios, o quizás la confusión, o seguramente las dos cosas, hicieron que ella se levantara, pidiera disculpas y saliera a la calle, todo antes que él se diera cuenta lo que había ocurrido.Ella, decidió hacer el postre en su casa. Sola, para ver si revivía ese revoloteo que sintió esa noche y confirmar así la teoría sobre los efectos del chocolate o ver si era que algo le estaba pasando con él.El postre se llamaba “volcán de chocolate”. Después averiguando descubrió que su verdadero nombre es “fondant au chocolat”, un tradicional postre francés.Ella empezó batiendo a blanco 6 huevos con 130 grs de azúcar. Él seguía tratando de entender lo que había pasado, revisando cada paso de su receta. ¿Qué había salido mal? Ella puso el chocolate y la manteca a baño maría. Él llamo a un amigo, y le contó lo sucedido buscando un consejo. ¿qué debería hacer? Ella sintió una especie de cosquilleo recorriendo su cuerpo cuando el chocolate empezó a despegar su dulce aroma. No era igual de intenso que en la cena, pero algo había empezado a suceder. Él llamo a una amiga, le contó lo sucedido, en busca de un consejo. ¿Qué debía hacer? Ella vió como de a poco empezaron a mezclarse los colores, se empezó a divertir. A ver como las diferentes texturas se juntaban para formar una nueva. Él decidió darle un tiempo. Ella se dio cuenta de que estaba hecho por que al pincharlo con un palillo este salió un poquito húmedo. Lo acompaño con helado de pomelo, lo comió apenas salió del horno, como debe ser, sino pierde la gracia. Lo probo. Se dio cuenta en la primera cucharada. Esta vez no dudo. Lo llamó. Quedaron en verse esa misma noche. Colgó el telefono y empezo a depilarse. Por las dudas.

Si querés seguir disfrutando, hacé click acá...




jueves, 17 de julio de 2008

AUDIO: CONFERENCIA DE BORGES SOBRE LA CEGUERA


CONFERENCIA DE JORGE LUIS BORGES SOBRE LA CEGUERA.

Hacé click acá y subí el volumen... Vale la pena escucharlo...

http://bibliotecaignoria.blogspot.com/2008/06/audio-jorge-luis-borges-la-ceguera_12.html

Qué lo disfruten!

Gustavo Bonino

sábado, 12 de julio de 2008

SOBRENADA





SOBRENADA


Me acabo de despertar. Es sábado, doce y media del mediodía. Aún no sé porque escribo esto. Aún no sé porqué escribo.
Acabo de recibir un mensaje de mi hijo que dice "pa toy en ksa, q t pasó". Después de unos segundos descifré el mensaje. "Papá estoy en casa, ¿qué te pasó?". Lo que me pasó es que me quedé pensando en el idioma.
Anoche, viendo una serie, el protagonista le dice a una mujer "I was googled you". Algo así como, "te estuve buscando". Y no la estuvo buscando vía internet, salió a la calle, de noche, a buscarla. Usó el término GOOGLE. Y lo conjugó en pasado como verbo regular. Curioso.
Hoy por hoy (hoy x hoy) debe ser la palabra más pronunciada en el mundo. Fui a Google y busqué la palabra Google. Aparece dos mil ochocientos diez millones de veces.
Me quedé pensando. Era tarde, mi novia se había ido a un recital y yo, en casa, tratando de buscar inspiración, viendo una serie que trata sobre un escritor atascado. Nada menos estimulante que eso. Pero así funciono a veces. Busco aliados en los libros, en las películas, (jamás carnales) con quienes compartir las horas en las cuales no tengo la voluntad de sentarme a escribir. Si compartiera esto con una persona y no con un personaje, me estancaría más. El otro siempre es un ser egoísta. Todos tenemos la necesidad desesperante de ser escuchados. Por momentos me parece estar viviendo en un mundo habitado por monologuistas. Todo lo que se dice es para gustar o agradar a alguien. Es decir, hablamos para justificarnos. Para ser admirados u odiados. A veces creo que el fin último del discurso de los hombres es cosmético. Las palabras salen del orador, tocan el oído del receptor, lo seducen pero no quedan ahí. Vuelven al orador que las abraza, feliz de su criatura.
Seguramente este texto está siendo escrito para que alguien lo disfrute. Y el halago hacia él me reconforta más por sentirme querido o admirado, que por haber conmovido (movido con) a otro.
Volviendo a mi estancamiento. Estoy falto de imágenes? De ideas? No. Me sobran. Me pasan dos cosas en esos momentos:
No tengo idea de cuál es el motivo del estancamiento. (Tengo muchas sospechas, ojo).
Me rehuso a contarlo, para que no me recomienden el psicoanálisis. Aún recuerdo las palabras de Ciorán en el libro SILOGISMOS DE LA AMARGURA: "El psicoanálisis degrada nuestros riesgos, nuestros peligros, nuestros abismos; nos despoja de nuestras impurezas, de todo lo que nos hacia curiosos de nosotros mismos".
Salí a buscar a mi novia. En el recorrido de San Isidro a Palermo puse la radio. En el programa, el conductor jugaba con los oyentes el siguiente juego: les daba dos opciones, por ejemplo, pizza o caramelo. El oyente tenía que elegir, que pensar, cual de las dos palabras figura más veces en GOOGLE. Ganó pizza, por lejos.
Qué curioso. Parece como una especie de prestigio aparecer en google. Supongo que en una escala de valores de éxito, la persona que figura más veces es más conocida que la que no aparece.
En estas épocas, en la que el viejo Sartori dio en llamar al hombre: homovidens, hombre video, reemplazando al homosapiens, hombre que piensa, no solo cambió la forma de hablar, el habla digital (ksa = casa), sino que también cambiaron los valores. Se es más importante por figurar en Google. Mi hijo, hace un tiempo atrás, no quería ir a la casa de un amigo porque no tenía computadora ni Play Station. O sea, no tenían una pantalla con la cual interactuar. Se veían en la necesidad de conversar, de conocerse.
Me pienso un dinosaurio antes de la glaciación, de la extinción. Feliz por conocer el nuevo y el viejo mundo. Inquieto por descifrar que nueva forma de comunicarse tendrán las generaciones venideras.
Llegué a Palermo. Mi novia estaba con una amiga. El recital estuvo bueniiiisimo!!!!. La ví sonreír con esos enormes ojos verdes, feliz.
Me hubiera quedado horas contemplando esa imágen, que era tan real. Que no estaba en ninguna pantalla, ni sonreía para la cámara.

Gustavo Bonino

miércoles, 2 de julio de 2008

NOTA: MATARÁS A TU ÍDOLO. MANDAMIENTO NO ICLUÍDO




MATARÁS A TU ÍDOLO.


La pregunta es simple y directa. ¿Por qué el mundo necesita ídolos?. ¿Qué magia se oculta detrás de esa palabra esdrújula y singular?
Una respuesta válida podría ser: Porque la gente necesita, desde tiempos inmemoriales, creer en alguien. La adoración a los dioses viene años más, años menos, desde el año 3000 A.C. con los Sumerios, tal vez. Este dato es impreciso, como lo es la historia, que es pasado narrado por subjetividades. Probablemente el hombre prehistórico ya adoraba a su ídolo, a quien consideraba superior, una entidad divina. Pero en todo caso, ese "alguien" no pasaba de un monolito o un animal de determinadas características protectoras. (Los Egipcios pre-históricos , por ejemplo).
Depositar nuestra esperanza en alguien que nos va a salvar de "TODO". Palabra ambigua. Abstracta y abarcadora a un tiempo.
Pero vayamos un poco más allá. ¿Por qué necesitamos creer en alguien? ¿Por qué la necesidad de inventar, de construir, de elevar a los ídolos?
El ser humano es pasional. Su instinto lo lleva a querer transgredir y por la imposibilidad mediática de logarlo por medios propios, se lo encarga al ídolo.
Pero también es perverso y no hay sonido que nos guste más que el del ruido de la caída.


¿Qué es un ídolo?
Según la Real Academia viene del latín IDÓLUM. Persona o cosa amada o admirada con exaltación.
Me detengo en esta última palabra: EXALTACIÓN y vuelvo al diccionario.
Exaltación: Gloria que resulta de una acción muy notable. Esto significa que cuando dicha acción cede o es olvidada, muere la razón por la cual adoramos ciegamente al ídolo. La tensión decrece. No nos entretiene más.
Un ídolo -a mi entender- es un elegido en determinado momento cultural, socio-político y/o económico para cubrir cierta necesidad insatisfecha.
Cuando se crea el hueco de la falencia, el hombre, animal inteligente, rellena ese espacio, ese hueco con un ídolo que cumple con las características.
Lo curioso (o no tanto) es que el ídolo pasa de ser una necesidad imperiosa a un ser descartable. Dura mientras dure la necesidad para la cual está designado -intangiblemente- por sus seguidores. Sus fieles. Los mismos que lo sacan del barro, lo suben al trono, le ponen la corona de oro y luego, en un paso fugaz de tiempo, se la arrancan y se la cambian por la de espinas.
Entonces el ídolo, quien en su momento de reinado es "palabra santa", cuando abdica es "palabra prohibida". En otros términos, sube entre algodones a un firmamento ilusorio y baja a garrotazos a la realidad del barro de donde salió.

Casos sobran. Veamos algunos.

Monzón: Hacía tiempo que no teníamos un campeón argentino bien popular. Las luces de Fangio ya estaban apagadas y Reutemann que era un eterno segundo. Un verdadero profesional, pero era -como decirlo- un “tibio”. Hasta que apareció Monzón. Campeón indiscutido del boxeo mundial, con 14 defensas del título. Luego, miserable asesino. Cobarde que le pegaba a las mujeres. Lo más triste es que es cierto. Pero Monzón le pegaba a sus mujeres cuando fue campeón del mundo también. Solo que ahí nadie dijo nada. Necesitábamos un campeón mundial en algo. Lo teníamos. ¿Que podía significar un cachetazo “sin querer” del campeón, al lado de 14 defensas del título?. Nada. Perdonado. Hasta que dejó de boxear y ahí lo bajamos del altar. Y esperamos a que se equivoque para que vuelva a ser noticia. Y lo fue. Hicimos leña de él. Los que se sacaban el hombro del lugar para vitorearlo en el Luna Park y gritarle “dale campeón”, esta vez quedaban afónicos de tanto gritarle “asesino”. Monzón dejaba el boxeo en 1977. Años más tarde terminaría preso y destronado.

Ahí apareció Vilas que lo ganó todo. Pero como el tenis no es tan popular, ni es deporte de masas, seguimos esperando al Mesías. Maradona y el concepto "Dios es Argentino".


Maradona: Pensemos en una Argentina que venía de ganar un campeonato del mundo. En la grandilocuencia que nos caracteriza a los argentinos. Pensemos luego en el fracaso posterior. El mundial del 1982. Ese año en que también perdimos algo que nunca tuvimos. Las Malvinas. "Nadie pierde lo que no tiene" diría Borges. Y salimos a festejar una batalla perdida sin reparar que lo que se perdió fue la conciencia y miles de vidas. 1982, año en donde se gestaba la democracia poco a poco. La gente enardecida, saliendo a la calle hasta que el gobierno De Hecho no aguantó más y negoció.
De 1982 a 1986 apareció Maradona. Desde ese entonces hubo grandes jugadores, pero “El Diez” fue Maradona. Apareció para llenar de magia tanta cosa mal hecha, tanta ausencia, tanto hueco sin tapar. Tanta infelicidad.
Y vino el Mundial 86 y Maradona que nos hizo saltar a todos, a los de Boca que lo amaban, a los de River que lo odiaban. A todos. Fue el embajador argentino en el mundo y hasta Fito Paez le hizo el primero de decenas de himnos que vinieron después.
Pero todo esto ocurrió tan rápido, que nadie reparó que Maradona era un chico sin estudios, de condición humilde. Nadie se dio cuenta, ni el periodismo, ni el merchandising, ni los gobiernos que comieron y respiraron a través de él, que Maradona, el chico de 26 años que subimos hasta lo más alto del altar, no estaba preparado para vivir semejante vértigo. Nadie puede saltar de un catre a una Ferrari sin que el mundo se le desacomode. Seamos honestos. Pero Maradona seguía ganando títulos con el Nápoles y hasta casi nos da otro mundial que le dieron a los alemanes, que también necesitaban una alegría y un encuentro entre ellos, luego de la caída del muro. Como nos dieron el Mundial 78 a nosotros. Maradona no pudo contra eso.
Le dieron el poder y lo tomó. Le dieron la palabra y habló. Dijo verdades que incomodaron. Entonces ya no fue un ídolo. Fue el negrito de Villa Fiorito. Cometió atropellos, cayó en la droga; errores propios del mareo de estar tan alto. Ya no ganó más campeonatos y entonces la gente dejó, poco a poco de rezarle. Ya no es noticia. Ahora mide más rating llevar a lo de Tinelli un lindo culo que llevar a Maradona panzón (Salvo que Maradona se ponga a bailar y caiga en el juego de la mascota divertida). Maradona ya no sirve, salvo para cubrir los huecos vacíos del periodismo.
Nunca pudimos entender que cuando comprás a alguien, lo compras entero. Maradona sin la droga, sin sus declaraciones, es Pelé o Zidane, un respetable Príncipe. No Maradona, el Rey. Sí los reyes también se equivocan y por eso no dejaron de pasar a la historia como tales. Pensemos en Carlos V, en su hijo Felipe el Hermoso, en los Luises pre-revolución francesa. Nunca podremos entender que nosotros le dimos la palabra y lo mareamos para que caiga en la droga. Y hablo en un sentido figurado. Porque no faltará el tarado que diga “Yo no lo obliué a drogarse”. Sí, tarado. Sí lo hiciste, cuando junto a muchos otros millones, tiraste de la soga y lo elevaste hasta el peldaño más alto. Mientras ganara campeonatos, le festejabas todos los abusos y no era un drogadicto. Era un rebelde que puteó a los italianos y te defendió cuando insultaron el himno argentino.

Tenemos ídolos para todos los gustos. En la música a Charly García. Ahora es un “desastre que no sabe nada de música”. Estamos hablando del letrista más prolífico que tuvo la historia de la música de este país. Un niño genio que tocaba a los clásicos en el piano a los seis años. Un tipo que nos dio identidad en la cultura Rock. Pero Charly García es un estúpido que se pinta con aerosol. Está loco. ¿Acaso no lo sabíamos? ¿O nos espantamos recién ahora con sus desmanes?. Somos hipócritas. Nos reímos de una persona de la cuál tenemos guardados todos sus discos y de la que muchos de nosotros está tan lejos (en términos de talento) cómo de las palabras memoria, gratitud, sinceridad. El mismo Charly lo dejó claro en una de sus canciones: "Todo se construye y se destruye tan rápidamente, que no puedo dejar de sonreír... Es parte de la religión, mentir".


Pero no nos sorprendamos. La historia vomita casos: Borges (nos detenemos a pensarlo como un traidor, un arrogante, antes que apreciarlo como a un genio y los que lo tildan de genio, no lo leyeron), Hitler (para el propio pueblo alemán, ídolo y tirano), Galtieri (Cuando tomó Las Malvinas, fue un valiente. Después fue un borracho. Pero la gente no lo quiso ver, prefirió llenar la plaza y gritar desde la cómoda Buenos Aires: Viva la Patria!), Wilde (era homosexual en la época victoriana, importaba más su conducta que su talento) y la lista sigue. Interminable.

Gustavo Bonino

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