Cuando llegamos al JFK, Gina se bajó de forma violenta. Digo violenta porque durante el viaje ibamos en un silencio como de resignación, un silencio sanador. Calma. Eso respiramos. Necesitabamos que el tiempo nos cure para seguir o para separarnos, pero era imposible seguir así, el nudo era complejo y complicado. Desatarlo en un rato era imposible y violoento. Necesitabamos paciencia y entendimiento para desanudar. Necesitabamos calma.
Bajé detrás de ella para abrir el baúl. Ni bien lo hice, ella no se dejó ayudar, como si la separación de almas hubiera comenzado.
Levantó su cabeza y con los ojos muertos me frenó, "gracias por traerme, dejame seguir sola". Fue tan real la frase que me dio a entender que en ese momento no entraba la cortesía. Y creo que fue sano, ella dio el salto a la justa acción. Entendí que en ese momento, los gestos y las palabras están de más.
Hoy hace ya dos meses de su partida. Mati decidió no venir a NY y yo estoy dando vueltas como el perro que persigue a su cola.
Escribir e ir a fumar un cigarro con Al, son mis momentos más felices hoy por hoy. Con Ama cada tanto nos vemos. Kiara está mas grande, ya es una nena y no un bebé. Y se parece mucho a Ama. Es como si Ama la hubiera concebido sola. Pero la concibió bajo un descontrol de pastillas y alcohol y Kiara jamás sabrá quien es su padre. Ama es padre y madre y no lo hace tan mal.
Llueve en NY, diluvia. Desde mi sillón veo como las gotas se pegan contra el vidrío y caen deslizando en forma de catarata y eso logra un efecto maravilloso, el no ver del otro lado. Como si toda esa masa de agua hecha de gotas me abrazara y aislara de la histeria exterior.
Luca está tirado al lado mío, sabe que hoy no va a pasear. Entiende perfectamente a la lluvia y sus consecuencias.
Suena el celular, es Gina que logró traspasar la lluvia. No tengo la capacidad de atender y mucho menos de entender. Apago el celular. Cierro los ojos y me entrego a Ella and Louis que suenan de fondo. No estoy como para filosofar con ella dentro del laberinto que sé que, inexorablemente, me va a proponer.
Gustavo Bonino