El trece de Febrero me fui a dormir temprano, me tomé una botella de whisky y mi estúpida creencia de ser el gran novelista se me vino encima, como si una bibiloteca me aplastara. What the fuck!
Y se me vino nomás.
El catorce, el día de los enamorados no podía sentirme más solo. Pero enseguida me acompañé. Recordé una tarde helada con Gina, en la cual nos metimos en el TRIBECA intentando dar con el restorant de Robert De Niro. Era toda una aventura, veníamos de comprar vinilos originales de George Harrison y algo de Jazz de Miles Davis y decenas de ropa interior de Victoria Secret. .
Yo, cholulo como pocos, me compré Thriller, de MJ. Era inevitable. Ese día comimos pizza hasta reventar en el Soho. A falta de Robert De Niro, una buena pizza no era un mal plan.
Me desperté como a las doce del mediodía por culpa de mi amigo. Al y sus típicas bromas, me llamó por Skype e imitó la voz de Gina y me dijo sensualmente "I love you, you are my best semental of NY".
Ese desgraciado hijo de puta. Siempre me sacaba una sonrisa cuando sabía que todo estaba mal.
Me levanté de la cama. Tenía que seguir con mi nueva novela. Me obligué a poner el CULO EN SILLA frente a la pantalla.
Me serví un Vodka sabor Mango, con Jugo de cajita y me puse a escribir. De pronto escuché a un papel o a algo parecido que se deslizaba por debajo de la Puerta. Era una simpre hoja. Si hay algo que no soy en esta vida, es ser curioso, salvo que me lleven a eso.
Me levanté del sillón y fui a ver de que se trataba. Seguramente, un comunicado de junta de vecinos. O algo por el estilo.
Junté fuezas. stop. caminé como pude hacia la puerta. stop. tomé el papel. stop. El cual decía "Ojalá tuviera la suerte que tuvo Gina", la firma era de Ama. STOP!!!.
Abrí la puerta y estaba ella ahí parada, sabiendo que le iba a abrir. Apenas la vi, estiró su brazo y me regaló un corazón de chocolate. No pude más que sonreir.
- Te gustan los corazones dulces?, dijo y se metió dentro de la casa sin permiso alguno. Kiara estaba dormida en su cochecito.
- La verdad no.
- Sorete
- Me gusta el gesto, Ama, no te pongas violenta. Odio los dulces.
- Happy Valentine´s day!, me dijo Ama.
- Oh thanks a lot my Argentine Friend!
- Te gustó la sorpresa o te estás haciendo el irónico barato?, me dijo.
- las dos cosas, respondi. Soy un ironico barato y me encantó la sorpresa.
Ella se fue sacando sus prendas de modo sensual, después de pedirme que ponga un disco de DIDO.
Cuando estaba encima mío, sonó el teléfono.
- Atiendo?, le dije.
- No, me respondió desafiante. Dura.
De pronto alguien estaba dejando un mensaje en el contestador que decía: "Hola, soy Gina, solo queria decirte que no puedo sacarte de mi cabeza, feliz día de los enamorados".
Ama se zafó de mí, agarró el carrito en donde dormía su hija Kiara y, en el medio del silencio, se fue.
Yo me quedé inmóvil viendo el comportamiento de Ama, hasta el portazo final.
Corrí al teléfono, ya era tarde. Era uno de los tantos mensajes que Gina suele dejar, como una mascota marca su territorio con el pis.
Me serví otro Vodka con sabor a Mango, esta vez puro.
Llamé de inmediato al celular de Gina y nadie atendió del otro lado. Entendí todo.
Next page, pensé. Y seguí escribiendo. Salvando a Mati, mi hijo, las teclas son mis mejores aliadas. Y creo -Sin pedanterías estúpidas- llevarme bien con ellas.
Gustavo Bonino
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