En NY hay muchas fiestas que se celebran a lo grande. Y cuando digo a lo grande, hablo de gastar más de mil dólares en cuatro chucherías. Si los Yankees son campeones, se tapona la ciudad. El Thanks Giving es enloquecedor, las tiendas se abarrotan y hasta AL sale corriendo a comprar al mercado negro chino, estupideces de dicha fiesta para hacer una diferencia en su quiosco. Y la hace. Las veces que me sacó del teclado para ir a buscar cierta mercadería a un depósito de remate o cosas así. Pero es Al, es mi amigo. Y además no me lo pide, me lo impone. Como tiene llaves de casa, entra enloquecido, enceguecido y me arranca de donde esté. Sofá, cama, teclado. Mis tres lugares predilectos.
Halloween. Todo el mundo sale a la calle y disfraza la fachada de su casa de forma entre tenebrosa y cool. Me dijo Pedro, un peruano que vende Pretzels en el Central Park, que el Bronx, la gente gasta más dinero para esta fiesta, que la alta sociedad que vive en Park Av.
El 4th July. Dios, son miles de millones de banderas puestas hasta en los platos de los restaurantes. Luego el Saint Patrick day.
Hay algo curioso. Me enteré de que en la argentina se festejan estas fiestas. Y no logro comprender porqué. Ya que la historia de Halloween en nada nos une, lo mismo que el Saint Patrick. Creo que Argentina debe ser el país con menos población Irlandesa del planeta y sin embargo todos se juntan y se emborrachan y hasta lo sienten de verdad. Una mentira verdadera.
Pero Navidad es LA FIESTA. Todo se transforma en verde y rojo. Hasta las pizzerías se las ingenian para que las pizzas salgan con condimentos de esos colores y al slice de pizza lo llaman "Christmas Pizza". Y en NY todo el mundo compra por comprar. Por las dudas. Que no falte nada. Los árboles de navidad son pinos reales, Increíble. Aún recuerdo el árbol de casa. No tenía dos borlas iguales. Ahora debe ser vintage y debe valer fortuna.
Además el mercado ayuda, ya que las ofertas son imposible de creer. Y al día siguiente, los sales son ya una cosa imposible de entender. Casi te regalan las cosas y la gente sale a la calle y hasta el visto en la tienda Lacoste, cerca del Pier 19, a dos mujeres tironeando un buzo de GAP a ver quien se lo llevaba.
Otra navidad solo, ya voy por la segunda. Con el corazón en esta algaravía, en Buenos Aires, en los correos de amigos del alma, en Gina, en Ama, en los siete puntos que aún tengo, por el zapatazo que me lanzó Pam.
By the way, ayer volvió por sus cosas. Porque cuando se fue, estaba tan furiosa que se llevo la cantidad exacta de nada. Y eso que en un par de días tenía hasta el I POD de ella, que había desplazado al mío, conectado a los parlantes.
Cuando entró yo estaba de espaldas..
-Hola Lucho.
- Pam...
- Vine... la interrumpí, siempre de espaldas. Ella desde la puerta y yo desde mi sofá.
- Sí, te dejaste todo. Juntalo tranquila. Sentí sus pasos acercarse. Me miró la cara y se tapó la boca, como quien ve un cocodrilo en el living.
- Qué te pasó? grito en un grito que se acercaba más al llanto.
Solo atiné a mirarla. No cabía respuesta alguna.
- Fue cuando te tire el... La interrumpí.
- El libro, sí. Se largo a llorar, cosa que me empezó a incomodar.
- No te preocupes, la crítica me pegó más duro con mi libro.
Estaba vestida con un short corto, de color blanco, con unas sandalias con plataforma que le estilizaban más las piernas, remera floja y sin sostén, obvio. Esa es Pam. Atinó a agacharse para tocarme la cara, pero le saqué la mano a tiempo.
- Te enojaste mucho.
- No, me equivoqué mucho.
- la edad?
- El contexto, diría, le respondí. Ella se apoyo sobre el ventanal que enfrenta al sofá y desde donde se ve la calle. Se dejó deslizar sensualmente, la remera se le iba quedando pegada a la espaldas y naturalmente me mostró las tetas. Esa-es-Pam.
- Subimos a tu cuarto?
- Subí vos y juntá tus cosas.
- Disculpame...
- No, disculpame vos. Fui yo quien debió haber manejado la situación. Se sonrió. Me sonreí.
- Me gusta tu sonrisa, dijo. Tiene algo especial. Te puedo abrazar?
- (Mirándole ambas manos) No tenés ningún libro? Soltó una carcajada y me dejé abrazar. No la toqué. Entendió que debía irse.
- Fin?
- Fin.
Subió a la habitación. Se Oyó el desplome del cuerpo sobre el colchon. Lloró hasta quedarse dormida. Toqué el bolsillo de mi camisa y noté que me había quedado sin cigarritos. Tomé las llaves, la correa de Luca y nos fuimos. Me sentí aliviado. Hasta me dieron ganas de comprarme un pino de navidad.
3 comentarios:
Muy lindo post. Estoy comprando ese mundo...
Segui asi.
Inga
gracias Ingui, es alentador que alguien te siga. No voy a parar hasta su publicación.
Gus
Gracias, voy a ser de esta historia, mi primer libro de novela.
Gus
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