Linda me ayudó en cierta forma a armar una historia que tenía en la cabeza. No sé si fue bronca o admiración cuando ella reescribió mi sinopsis en otra hoja y la dio vuelta por completo. Ella no acababa de vomitar un futuro best seller, pero reescribir y cambiar el orden de una historia y dejarla decorosa, me asombró. Le tomó diez minutos. Yo estuve tres días. Me entró un gran interrogante. Realmente soy un autor?.
- Es fácil, me dijo. Es como hacer una pizza de pepperoni, tiene un orden que jamás cambia. No solo es siempre la misma receta sino que los pasos que se usan, tienen un orden exacto. Si yo cambiara ese orden, me saldría todo menos una auténtica pizza de pepperoni.
Ese fue el momento en que no supe si gritarle "ordinaria" o decirle suavemente al oido "sos genial". Me dejó pasmado. Se me vino una ola hawaiana de doce metros encima, que me revolcó, me sacó el traje de baño y me dejo literalmente "en pelotas".
Linda, que regentea una pizzería, con un simple ejemplo, tomó -con total naturalidad- el rompecabezas de mi vida y lo hizo añicos. Tal cual como lo acaban de leer. En diez minutos y jugueteando con algo en lo que yo me creía tan autor, me bajó, al menos, cuatrocientos puntos en el ranking. O me mandó al fondo de la tabla, cuando yo creía estar en la punta y con doce puntos de ventaja. No.
Cerati lo advirtió,
Como siempre la reacción
Es tan lenta como mi voz
arrasando con la razón
el Tsunami llegó hasta aquí,
lo vi venir...
Le tuve que pedir que se fuera.
- Te sucede algo? dijo en su sensual acento "so british". Estás sudando.
- Necesito salir a la calle ahora mismo.
- Te acompaño, replicó.
- (GRITÉ EXALTADO) No! Tengo que averiguar un par de cosas.
- No te preocupes, sos un gran escritor, me dijo inesperadamente.
Me fui. La dejé dentro del apartamento con Luca, que estaba recostado y nos miraba de reojo.
"Gina" pensé. "Cómo nunca me lo dijo?. Celebraba mis escritos, pero realmente le gustaban?".
Mientras iba escaleras abajo grité "Por qué nunca nadie me lo dijo!, Gina en donde mierda estás?"
Me fumé todos los cigarrillos del mundo. Miraba el agua bajo el puente de Brooklyn. Las olas color plata. Las luces de neón de los carteles, las luces de los autos ir y venir, como serpientes encendidas, interminables.
Me despertó un vago para pedirme algo de dinero. Estaba de suerte. Le dí lo único que tenía. Veinte dólares.
Gustavo Bonino
3 comentarios:
Awesome!!! what a difficult issue asking yourself who you really are. Sometimes it may be a bit confusing but if you dig deeper and open your awareness sure you will find the answer. Because in fact you do know.......
well, you thanks you! I´ll appreciate your commentary. Thanks a lot, my anonymuos friend.
Gustavo Bonino
You are more than welcome!! By the way, let me quote something Christopher Robin said to Pooh: "promise me you'll always remember: you are braver than you believe, and stronger than you seem, and smarter than you think"....
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