El siguiente diálogo fue un juego casual y no buscado, entre cuatro personas.
DOS (POR CUATRO)
ELLA: Y bueno, no sé bien que está pasando pero realmente siento que no importa, que igualmente voy a vender el alma. (LO DIJO EN TONO METAFÓRICO, EL MIEDO LE CARCOMÍA LOS HUESOS). Aún así pude rescatar mis cinco sentidos...
EL: El sexto también.
ELLA: Y del olfato di un salto porque por suerte olí el viento libre de mi infancia y, detrás de los años, dormí la siesta de mi existencia.
EL: Todo es tan liviano...
ELLA: Eso, tan liviano.
EL: Y pesado a la vez.
ELLA: Como el aire, dicen algunos...
EL: Pero en realidad el aire es espeso.
ELLA: Espeso es el aire.
EL: Y dónde empieza lo liviano, lo etéreo?
ELLA: Sí. Eso también.
EL: Qué lindo!
ELLA: Qué lindo!
EL: Y si empezamos de nuevo?
ELLA: Nada, no hay nada más que viento en la tierra.
EL: En el cielo...
ELLA: En la montaña...
EL: En mi pelo y en el tuyo.
ELLA: En mi cielo y en el tuyo.