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sábado, 30 de agosto de 2008

POESIA - ANOTACIONES DE UN SABADO



ANOTACIONES DE UN SABADO
Una voz en francés,
.
flota como el humo.

Tu perfil en mi ojo.

La luz de la oscuridad.

Palabras entrando al olvido

de nuestra memoria.


La noche invita al engaño.

El engaño no es mala palabra.

A veces es redención

de dudosas verdades,

de conciencia flaca.

Hay tristezas encerradas

en mi alma de colores.

Sábado y soledad,

sinónimos que lastiman.


Un acorde delicado, una copa de vino,

la lluvia del otro lado del mundo,

pueden salvarnos...
.
GUSTAVO BONINO

domingo, 24 de agosto de 2008

NOTA - DAVID LYNCH - La belleza también vive en la oscuridad





Leí la entrevista a David Lynch que le hizo la revista Ñ, el sábado 23/08. Aprovecho para linkearla y que puedan acceder a ella.




Es interesante el modo de ver la vida desde el teleobjetivo Lynch. Su capacidad de plasmar el otro lado de las cosas, el otro lado de los estados es, no menos que fantástica. Crea mundos uniendo partes impensadas que -en apariencia- son poco interesantes, pero que cuando las une, la belleza fluye.

Hay una insuperable belleza que surge por debajo de la oscuridad y la "rareza" de su obra. Creo que muchísima gente no lo ha descubierto (a pesar de su extensa trayectoria) o lo ignora. Vivimos en un mundo en donde se tiende a no pensar.

Se prefiere llegar del trabajo y ver Hecho para matar IV o películas por el estilo, que no aportan nada. Y lo entiendo desde el modus operandis del pensamiento rápido que busca desprenderse de lo complicado. Para complicaciones ya está la vida.
Quién quiere meterse en un mundo oscuro, luego de muchas horas dentro de una oficina o de un taxi?

Pero cuando la gente (prefiero este modo genérico para referirme a las personas, las estadísticas de las taquillas me avalan) evita lo complejo para elegir lo intrascendente, creo que se equivoca.
Quizá se confunda "complicado" con "complejo". Lo complejo es lo rico. Lo que nos salva de no caer en las garras de la obviedad, de la intrascendencia. Lo complejo es lo que nos hace pensar. Ir más allá. Crear situaciones, desafíos internos.

Me cuesta entender como, en ese tiempo, no se descansa la mente pensando. No hay nada más maravilloso que el desafío que propone el poder pensar. Debatirnos.

Romper con la esclerosis que propone "lo fácil" debería ser, al menos, un intento en la voluntad indiviual. De qué nos sirve encender la T.V. y ver la parodia mediática que proponen los realities como el de Tinelli?. Realmente, de que sirve ese paquete vacío condensado en dos horas?. Esa sobrecarga de culos de plástico y peleas vulgarmente guionadas?. Cuánto más rico es poder llorar o reír o simplemente, entender. Cuanto más libres somos cuando podemos elegir un camino NO impuesto por "la masa que se proclama mundo", como diría Cortázar en el prefacio de Historias de Cronopios y de Famas.

Cuando vi con un amigo el último film de D. Lynch, INLAND EMPIRE, no entendí nada. Salí del cine intrigado y perturbado. Si un artista consigue eso, o sea, captar el interés y no la atención a través de la obra, entiendo que cumple con el objetivo. Sembró la semilla de la intriga, el misterio, de los mundos posibles no reconocidos.

Luego, compré la película y pude analizarla. Tiene una gran luminosidad detrás de la oscuridad mostrada como "recurso estético" o como camino válido de contar una historia. Él mismo dice que no hace falta pintar cielos celestes para lograr estados de felicidad. Y tiene razón. La felicidad es un ejercicio íntimo, un paladeo, una degustación.
Creer que la felicidad es como un nesquick, un estado al cual se llega de forma instantánea, es caer en las historias con forzados finales felices (cómo si forzando este estado se pudiera conseguirlo) o, en el peor de los casos, en los libros trascendentales que nos resuelven la vida en ocho pasos.

Propongamos pensar. No desde la estereotipada imagen del ratón de biblioteca, sino desde el simple acto de poder elegir, antes que ser elegido (atrapado) por el márketing mal empleado.

Qué el mundo nos siga regalando a gente que genere el desafío de pensar. David Lynch es uno de esos regalos.
.
Gustavo Bonino


viernes, 22 de agosto de 2008

INSTANTÁNEAS - DOS (POR CUATRO)





El siguiente diálogo fue un juego casual y no buscado, entre cuatro personas.


DOS (POR CUATRO)


ELLA: Y bueno, no sé bien que está pasando pero realmente siento que no importa, que igualmente voy a vender el alma. (LO DIJO EN TONO METAFÓRICO, EL MIEDO LE CARCOMÍA LOS HUESOS). Aún así pude rescatar mis cinco sentidos...

EL: El sexto también.

ELLA: Y del olfato di un salto porque por suerte olí el viento libre de mi infancia y, detrás de los años, dormí la siesta de mi existencia.

EL: Todo es tan liviano...

ELLA: Eso, tan liviano.

EL: Y pesado a la vez.

ELLA: Como el aire, dicen algunos...

EL: Pero en realidad el aire es espeso.

ELLA: Espeso es el aire.

EL: Y dónde empieza lo liviano, lo etéreo?

ELLA: Sí. Eso también.

EL: Qué lindo!

ELLA: Qué lindo!

EL: Y si empezamos de nuevo?

ELLA: Nada, no hay nada más que viento en la tierra.

EL: En el cielo...

ELLA: En la montaña...

EL: En mi pelo y en el tuyo.

ELLA: En mi cielo y en el tuyo.



martes, 19 de agosto de 2008

SOBRENADA - El día que Sebastián Candás volvió a Ítaca.








El día que Sebastián Candás volvió a Ítaca.

Hoy, después de la noticia de la que me acabo de enterar, recuerdo por sobre tantos recuerdos, una mañana en Philadelphia. Eso es lo primero que se me vino a la mente.
Estaba en la casa de mi madre. Ese día se cerraba un ciclo y empezaba otro. Desayuné solo, después de haber pasado una de las noches más felices de mi vida. Sebastián, mi hermano de 26 años, había vencido a la enfermedad que lo acosaba desde su nacimiento. La pulseaba fue dura. Ese era el ciclo que se cerraba. Decenas de médicos especialistas (todos los años aparecía el especialista del especialista), clínicas y hospitales. La morfina para el dolor, internaciones de urgencia, inyecciones para lo que fuere. Hubo un momento en el que, literamente, no le quedaban venas sanas en los brazos. Hasta el kinesiólogo, que venía 2 y 3 veces por día a casa, ya era un integrante más de la familia.
Crecimos así, rodeados de médicos, de resultados alentadores contra resultados desalentadores, como manos de truco en donde la esperanza de un siete de oro salvador, moría contra un lacónico ancho de espada. Así siempre. En cuanto asomaba la carta de la esperanza, el destino se encargaba de inventar una carta superior contra la vida de mi hermano y su enfermedad que le atacaba los pulmones y se lo comía poco a poco, con el correr del juego. Recién ahora me doy cuenta que esa lentitud que nos mataba a todos, era el tiempo que necesitaba él para que después de 26 años de espera, le llegara el ancho de espada.
Creo que siempre supo, mientras esperaba, mientras se alimentaba artificialmente y no conocía lo que era una "vida normal", que el ancho de espada estaba en el mazo. Era una cuestión de turno nomás.
Esa mañana en Philadelphia comprendí que todo esto había pasado. Solo tenía que bajar al garage, encender el auto e ir a buscarlo al hospital de la Universidad de Pennsylvania por última vez. Seby, que había entrado días atrás a un quirófano para su transplante, después de vivir los últimos tiempos con un respirador artificial, casi sin vida, se había salvado. Tenía el ancho de espada. Por primera vez en 26 años le había tocado y la muerte no tuvo más remedio que dejarlo en paz. No había forma de vencer a Sebastián Candás.
Recuerdo esa mañana, ya lo dije, como un ícono en los dias de mi memoria. Por primera vez en mucho tiempo me di cuenta de lo mucho que brillaba el sol, de lo lindo que era el verano en Philadelphia y sobre todo, que ir a visitar a Seby no era esta vez sinónimo de mala noticia.
Cuando llegué a la habitación, ya estaba listo. Esperando. Deshizo toda posibilidad de salir en silla de ruedas. Despectivo –como es él- al punto de la risa, le alcanzó un gesto para que la enfermera se diera a la fuga con la silla y no insistiera más.
Y rescato acá lo que más admiro de él. Supo quitarse de inmediato el mote de "enfermo". Se fue caminando y hasta quiso manejar. Me tienta pensar que fue él quien manejó en el camino de regreso a casa. Pero no quiero mezclar mi sensibilidad de este momento, con la fuerza de la verdad que tiene este relato. Sebastián Candás, mi hermano, salía de un transplante de pulmones, caminando por sus propios medios, como si hubiera entrado al hospital por un simple resfriado.
Muchos contaron y cuentan esta historia por amistad, afinidad o por atribución que no les corresponde. Yo la cuento como un integrante de "la troupe" de esa odisea y me siento un poco uno de los compañeros de Ulises en su intrincado regreso a Ítaca. Porque viví todos y cada uno de los días que llenaron 26 años de ese tremendo esfuerzo por no morir, sin en ancho de espadas en el mazo.
Éramos apenas una familia desbaratada por las corridas de la desesperación. Nadie reina en el caos. Es sabido. Pero éramos secretamente y sin libreto alguno, un equipo. Y cuando hablo de familia incluyo a muchos que no tienen categoría de padre o hermano.
Llegamos del hospital a la casa. Mi vuelo hacia Buenos Aires salía en unas horas, creo. Tengo en mi memoria dos recuerdos indelebles de esos últimos momentos. La primera caminata que hizo Seby con sus pulmones nuevos, en la cual caminé a su lado, alrededor del complejo en donde vivían con mi madre, en Philadelphia, como ya conté. Él sentía que el aire le entraba a los pulmones. Pero no hizo mayores espamentos. Solo se detuvo a disfrutar de esa dulce y muy particular revancha, de la que solo él era protagonista. El resto, salvo la heróica lucha de mi madre, fuimos el aliento sincero, pero no mucho más que eso. El otro recuerdo es una frase de Charly García que le dejé clavada en el respaldar de su cama (jamás supe si la leyó, pero eso es lo de menos):

Y si es un día gris
Y no me quiero rendir
Espero que estés vos
Que sos el único que me conocés…

Esa fue mi última tarde en Philadelphia. Ya no hacía falta volver. Era un capítulo cerrado.

Hoy, 10 años después de aquel día, Seby está casado, tiene una profesión, una casa, un perro y su mujer está esperando no a uno, sino a dos hijos. Mellizos!. Vaya si la vida da revancha! La vida da revancha a quien la pide con el alma. Él que estuvo por dejar su vida tantas veces, no solo no la perdió, sino que está creando dos más.
Hoy, además de tener a Seby, tenemos una familia completa.
Escribir esta crónica de manera tan resumida y vaga es casi una falta de respeto, pero es algo que no puedo dejar de hacer. Contarles mi real estado de felicidad a través de la palabra escrita, sería un acto de vanidad literaria.
Por eso escribir esta carta o no escribirla es lo mismo. Yo lo hice porque es la mejor forma que tengo de agradecerle no haberse entregado nunca. Mis dedos hablan mucho mejor que mi boca.
Me quedo con todos y cada uno de los detalles de lo vivido. No olvidar el dolor es una manera de valorar la alegría.
Me quedo también -insisto- con el honor de haber sido uno de los compañeros invisibles en el difícil retorno de Sebastián Candás a Ítaca.
.


Gustavo Bonino

domingo, 10 de agosto de 2008

SOBRENADA: CATARSIS TELEFÓNICA.




CATARSIS TELEFÓNICA

11:30 PM


Yo: Hey! Gracias por el mensajito del otro día. Me hizo bien...
Juanita: De nada.
Yo: En qué andas?
Juanita: En un orgasmo auditivo con Pedro Guerra a todo volúmen, mirando una ventana y una taza vacía de café.
Yo: Sos poeta hasta para decir cosas triviales.
Juanita: Es que escuchá esto… "pero si amanece y no estás conmigo todo es desorden y andan los fantasmas bailando risas con mis pies" ¿no es maravilloso? Pedro Guerra.
Yo: Lo es.
Juanita: (EMOCIONADA) Estoy volviendo a escuchar los temas bajo cuyos efectos escribí mi última novela.
Yo: (SONRIENDO) Todo es cíclico, no?
Juanita: Eso es una posta. Necesitaba recuperar ese clima interno de cuando la "engendré" ahora que va a salir a la luz es como recordar esa noche que hiciste el amor y de la cual quedaste embarazada del hijo que va a nacer ahora.
Yo: Bueno, difícil saberlo. Salvo que lo hagas una vez por mes, pero entiendo.
Juanita: suponiendo que sabés cuándo se te pinchó el forro y acá se nos fue toda la poesía a la merda...!
Yo: Es que yo jamás cogí sin forro. Perdón con forro.
Juanita: buaaaaaaaaaaah!!!!!!!!!
Yo: Jamás podría acabar. Es algo orgánico.
Juanita: (RIENDO) Orgásmico...
Yo: Ambas cosas.
Juanita: Bueno, espero que te hayas hecho muchos análisis hiv. Y tus amantes.
Yo: Hace una semana me hice el último y estoy sanito.
Juanita: Ok, bien. Acaba de pasar por la ventana el personaje de mi próximo corto. Cómo estás?
Yo: Bien, raro... todo junto. La vida me pasa con tu personaje. Indiferente.
Juanita: mmm. Qué necesitás?
Yo: Paz interior, creo. Más seguridad en mi mismo. Tal vez, dejar a Maggie.
Juanita: Vos parecés un tipo seguro.
Yo: Si, pero no confío en ella. Se me fue la confianza. Me hizo un par de cagadas y cuando pierdo la confianza en alguien, es muy difícil que me vuelva.
Juanita: lo hablaste con ella?
Yo: Sí.
Juanita: Escarbá más. Sentála y hablá hasta que lleguen al tema que necesitás aclarar o hasta el nivel de sinceridad que necesitás. Bah, yo de afuera no tengo autoridad para decirte qué tenés que hacer, vos sabrás. (UN SILENCIO) Hey! te perdí!
Yo: (VOLVIENDO A LA CHARLA) Te quiero Juani, sos demasiado buena. Pensaba en eso.
Juanita: Uh, no sé si está bueno que me digas eso.
Yo: Por?
Juanita: Siempre fue como un karma para mí eso de ser "demasiado buena". Es como que te quita atractivo ser demasiado buena, no sé como explicarlo.
Yo: No entiendo, sos una mina muy atractiva.
Juanita: Te convertís es una detestable "hermana menor querible" puajjj!!!!
Yo: Que raro que pienses así.
Juanita: No sé, siempre que no sé dio una historia con un tipo pensé que era porque había asomado mi faceta "demasiado buena".
Yo: No entiendo... Insisto.
Juanita: Son esos fantasmas que cada uno se va haciendo en su cabeza.
Yo: Si, claro. Las inseguridades que todos tenemos.
Juanita: Yo siempre sentí que ser demasiado buena es sinónimo de espanta tipos.
Yo: No, para nada. Es una condición de mucha seducción.
Juanita: vos creés?
Yo: Lo sé. Hay tanta histérica suelta.
Juanita: Entonces me crucé con mucho psicópata suelto.
Yo: Es probable. Sos buena persona, hay algo mejor que eso?
Juanita: En la teoría no. En la práctica, eso me convertía en la mejor amiga del pibe que me gustaba a mis 15 años.
Yo: sí, eso pasa. Y te vas llorando, con la canción de Banana Pueyrredón de fondo.
Juanita: A partir de ahí uno esboza una teoría y el resto de la vida cree estar ratificándola.
Yo: Pero uno no debe perder la condición por un tipo o una mujer.
Juanita: Eso no lo podés hacer porque está en tu naturaleza.
Yo: Tarde o temprano la persona correcta llega.
Juanita: Sí, pero cuando llega tarde, en el interín, casi se te va la vida literalmente, pensando que nunca sos suficiente o que venís fallada de fábrica.
Yo: Que loco, yo te veo linda, buena, todo. Y estoy seguro que muchos te ven así.
Juanita: Qué pelotuda, te cuento esto y lloro. Soy de moco fácil, qué va a ser...
Yo: Bueno, otra ventaja. Yo jamás logro llorar.
Juanita: Ojo, no me faltó levante pero adentro mío se hizo un mundo donde nadie me iba a querer.
Yo: Dios, vas a amar y ser amada muchas veces. Ademas estas con Andrés.
Juanita: Bueno, pero te estoy hablando de mis años negros, donde sentía que no era "amable" o "elegible"
Yo: ya pasó.
Juanita: Que nunca alcanzaba lo que tenía para ofrecerle a un tipo.
Yo: ya pasó.
Juanita: (EMBALADA) Es muy loco porque años mas tarde me enteraba por esos mismos tipos que yo era demasiado para ellos, pero ese es otro karma.
Yo:Más de lo mismo. Creciste y ahora sos una morocha que está buena... Honestidad brutal.
Juanita: Buenísimo, eso es lo que a veces (lamentablemente) se precisa escuchar.
Yo: Preferís estar fuerte a ser buena.
Juanita: Obvio.
Yo: Ahora la seguimos, dejé la comida en el fuego y se me quema.
Juanita: llamame en un rato. Dale.

1:30 AM

Juanita: necesito de tu ayuda urgente.
Yo: Para eso estoy.
Juanita: si?. Me llamabas en un rato... Pasaron varias horas.
Yo: En que puedo ayudarte?
Juanita: vos vas a decirme exactamente lo q necesito escuchar
Yo: ok
Juanita: tengo miedo con respecto a la novela.
Yo: miedo a qué, o miedo de qué?
Juanita: vos sabés...
Yo: voy a decirte lo que realmente pienso luego de haber leído la crítica.
Juanita: uh... pará q me acomodo
Yo: La novela va a ser un éxito. y te voy a explicar porqué.
Juanita: (SONRIE) dale. Me acomodo.
Yo: vos escribiste algo profundo, escribiste sobre los vínculos, sobre la capacidad de amar, más allá de las fronteras. Seguramente el editor captó la mitad de eso y ciertas delicadezas o giros no los pudo ver, porque los editores y los críticos son gente muy básica. La ventaja de todo eso es que el prologuista le devolvió el brillo con su mirada. Lo que tal vez pase es que no todos entiendan el trasfonde de la novela y la tomen como una comedia romántica, si se guían por los desastres de edición que te hizo la editorial. Lo cual no esta nada mal. Eso es lo que la gente quiere leer. Por eso la editorial la llevo a ese plano. Va a ser un éxito. No la cambiaron tanto.
Juanita: mmm... bueno, lo del éxito es relativo. En general la situación del libro es dura. Va a ser muy importante tener tu mirada cerca el día de la presentación. Agendá, 2 de Octubre.
Yo: Ahí estaré.
Juanita: Va a ser tranquilizador que estés.
Yo: ahí estaré.
Juanita: vos no tenés idea, o sí, podés intuírlo, todo el amor, todos los sueños y las tardes que estuvieron atrás de esa novela. Para mí es muy importante porque más allá de la novela en sí, es como la comprobación de que no hay imposibles. Yo me lo repetí desde la primer tarde que me fui a un bar a escribir después de mi primer clase de Narrativa y desde entonces, no pare un día ni dejé de soñar un día que alguna vez algo mío apareciera en los anaqueles de una librería.
Yo: llegó el día
Juanita: lo deseé tanto, le puse tanta garra, tanta resistencia. Porque pasé de todo.
Yo: Ya pasó.

Juanita: Porque hace nueve años que voy a escribir a un bar todos los días esperando esto y por esto que llega un punto en que se te naturaliza la situación de ir a escribir como si eso fuera el fin
como si ahí terminara todo y cuando se da en serio decís "la puta! lo logré". Empecé con un cuaderno, una birome, un café con leche, encerrada en un bar sin contactos y yo siempre escribí como si al día siguiente viniese el Sr. Editorial Planeta a buscarlo al bar, desesperado. Recontra inconsciente.
Yo: es la única manera. Escribir es una necesidad, no un acto de vanidad o de rellenar las tardes
Juanita: yo me volvía de las clases de narrativa llorando todo el viaje en tren te lo juro, porque no quería vivir más, porque me faltaba amor y me rompía todos los huesos. Era muy loco porque durante la clase de narrativa me sentía la mujer mas plena y después se me acercaba gente en el tren para consolarme porque yo no podía parar de llorar y me aferré a eso en un punto para salvar mi vida también o eso sucedió sin darme cuenta.
Yo: de qué salvaste tu vida? me interesa eso.
Juanita: hace cuatro años mas o menos. Yo estaba una mañana en Valencia y había quedado el cuchillo del desayuno arriba de la mesa y yo lo miraba y pensaba "me lo clavo y ya está, para qué seguir?". No era capaz de hacerlo pero no tenía nada, no tenía un amor, no tenía guita, no tenía laburo. Lo único q podía hacer era escribir y cuando empecé a estudiar narrativa, fue para salir de los ocho meses mas oscuros de mi vida, te juro que tragué polvo, es indecible por eso me conmueve tanto. Por eso la novela representa para mí haberme aferrado con los dientes a un sueño para salir del infierno.
Yo: No conozco un solo día en el que no haya pensado en suicidarme, aunque sea un instante.

Juanita: es que si yo hubiese sabido esto... yo pensaba "si me voy , si no estoy, no le cambia la vida a nadie"
Yo: Siempre hay alguien en el mundo que te está pensando. Como dice Juarroz: "pensar en alguien se parece mucho a salvarlo"
Juanita: "existimos porque alguien piensa en nosotros y no al revés" de la peli Princesas
Yo: Exacto. That´s the point.
Juanita: cuestión: tenía la menor posibilidad de que esto pasara, no tenía un punto contacto de nada, ni computadora, y creí. Era una locura, pero yo me la creí.... Iba al cine y saltaba de la butaca y decía "yo quiero estar del otro lado". "Quiero escribir esa historia!". Transformé todo ese dolor que pasé en la novela que habla de la soledad en el fondo. A mi me quedó el corazón en la mano y lo exprimí arriba de la computadora.
Yo: Escribir es un acto de mano suelta, me dijo un maestro hace poco.
Juanita: y la escribí con la ilusión de que a otro le tocara algo.
Yo: Después soltá y seguí con otra cosa. pero está bueno que te tomes este mes hasta que se haga la presentación.

Juanita: si, un preparto.
Yo: un mes de mucho sentimiento.
Juanita: por eso es que necesito prepararme.
Yo: No te prepares (consejo).
Juanita: Tenés razón.
Yo: Relajá y dejá que salga.
Juanita: Sí, sí, mejor. Toda la razón
Yo: Es como disparar. Uno debe estar relajado hasta el momento de apretar el gatillo, sino perdés el enfoque.

Juanita: claro, en realidad, es un mes de relajar. Che, si no salgo ya a caminar imploto. Gracias por estar y por escucharme.
Yo: chau, andá a caminar.
Juanita: estoy para lo mismo, te presto mi oreja cuando quieras.
Yo: Lo sé. Beso.

Juanita: Qué vas a hacer ahora?
Yo: Es muy tarde. Momento ideal para matar alguna idea frente a la computadora. No sea cosa que la idea me gane de mano y se salga con la suya...
.
GUSTAVO BONINO